Uno de los mayores placeres de la vida es permanecer tumbado en el sofá, con una manta bien caliente y escuchando buena música en el portátil mientras fuera hace frío y llueve. Es un sonido muy relajante y que encaja a la perfección con la mayoría de las canciones que nos inspiran días así, y que aún encima nos invita a soñar, a recordar noches alegres y mañanas tristes. Días de "casi felicidad" y tardes de soledad, en las que te das cuenta de que realmente estás sola.
Por que la gente va entrando en tu vida, deja huella (a veces profunda) y luego decide desaparecer, la mayor parte de las veces sin dejar ni contar con una explicación posible. Entonces te quedas triste y la tendencia es aferrarse como a un clavo ardiendo al resto de personas que siguen contigo... hasta acabar agobiándolas y que ellas elijan marcharse también.
Y te quedas hundido en lo que crees que es tu miseria durante días, noches, semanas e incluso meses, hasta que un día, con los ojos rojos e hinchados (pero sobre todo abiertos), caes en la cuenta de que esas personas, las que se marcharon, no eran en realidad tan importantes y desaparecieron de tu vida porque tú lo elegiste así, mientras que los que se quedaron a tu lado (esos que antes no veías) es porque siempre van a estar ahí.
Entonces, sólo entonces, sonríes.