miércoles, 16 de octubre de 2013

Morriña

Lo peor que pude hacer nunca es dejar que te fueras. Despedirme diciéndote que todo iría bien, con una sonrisa en los labios y los ojos anegados en lágrimas. Darte un abrazo mientras el alma se me hacía pedazos. Ojalá nunca lo hubiera hecho. Ojalá te hubiera rogado que te quedaras junto a mi y no te marcharas. Ojalá... 

Pero te fuiste, por el bien de los dos. Te fuiste, para que pudiéramos ser uno. Te fuiste. 

Pero yo no sé vivir sin ti.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Rabia; frustración; aceptación. No me siento cómoda con ninguno de esos sentimientos, sobre todo si aparecen en ese orden secuencial, pero el mundo parece no tener otro propósito más que el que sienta todos y cada uno de ellos cada vez más frecuentemente. Personas; fortuna; sino... Cuándo se ponen a conspirar y eligen a uno como cabeza de turco pueden hacer mucho daño y, cuando ya no crees que algo/alguien pueda sorprenderte, ¡zas! No-tan-increíble pero cierto. Las "malas rachas" se concatenan y, cómo dice el dicho. "cuando vienen, vienen todas juntas". No existe verdad más absoluta. Por norma general uno trata de ser optimista pero llegados a un  punto, ya es imposible. Ya no se puede avanzar. Ya no quedan ánimos. Ya no quedan fuerzas. Ya no quedan ganas. 

Y así, queridos míos, es como empiezan las depresiones. Por culpa de todos y de nadie.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Una vez una amiga me dijo que incluso el ser más adorable lleva dentro de sí un monstruo que, cuando menos se espera, sale a relucir. Un monstruo que se alimenta de la ansiedad, los nervios y las circunstancias que nos rodean y que una vez explota lo hace o bien contra el mundo o bien contra nosotros mismos. Un monstruo que se alimenta de nuestra propia estima y que nos hace sentir impotentes o superiores, según la propia situación. Y es que es imposible discernir qué es peor, si saltar contra el mundo destrozándolo al paso de nuestra ira, o destrozarnos el alma y la mente y sumirnos en una depresión. Nadie está a salvo de sí mismo ya que no hay margen de huida; lo que queda atrás es pasado, pero el pasado siempre vuelve.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Tic-tac,tic-tac, tic-tac ...

Hay personas que viven con un miedo constante a que su corazón deje de latir en cualquier momento, sintiendo cada latido como un número más en la cuenta atrás hasta su cese, como una señal inequívoca de que están vivas. Otras apenas si son conscientes de que un corazón late en su interior, y viven el día a día ajenos a la complejidad de su funcionamiento interno. Es posible que la inquietud de los primeros no afecte en nada al resultado final de su vida, pero es evidente que afecta a su punto de vista. ¿Es mejor preocuparse en exceso que no hacerlo en absoluto? Ciertamente esta es una pregunta peliaguda, ya que nunca sabemos donde se encuentra ese límite que denota donde está el exceso de preocupación y podemos acabar ahogándonos, o ahogando a otras personas, sin quererlo. Quien piense que, en realidad, preocuparse por los pequeños y minúsculos detalles de cada día es un error o algo insustancial se equivoca. Esos pequeños detalles son el único motivo por el que es justificable pecar de demasiada preocupación, pero por los que es importante hacerlo. 

Preocuparse porque el amor, la amistad, la pasión, ternura o confianza sigan en pie sin resquebrajarse; preocuparse porque la otra persona no tenga dudas ni miedos, con o sin fundamento.

lunes, 9 de septiembre de 2013

¿Sabías qué...?

Aun el otro día pude comprobar, por enésima vez en mi vida, que las personas necesitan, desesperadamente y por extraño que parezca, inventarse historias sobre el resto del mundo; cuantas más consecuencias negativas acarree, mejor, y el nivel de negatividad es directamente proporcional a lo mal que caiga la persona en cuestión. Ingenua de mí, siempre pensé que las personas tienen suficientes problemas en su vida como para, además, tener que cargar con los sufrimientos que conlleva esa vida ficticia que les es supuesta. Ingenua de mí. La necesidad de injuriar, inventar y sobretodo propagar es una necesidad real latente en el interior de las personas que nos rodean, por muy normales que parezcan, aunque en estos tiempos que corren sólo Dios sabe qué es y qué no es normal. Aburrimiento, diversión, simplemente malicia o envidia, inflaman una imaginación calenturienta. De repente descubres tu realidad desde fuera; resulta que tú no eres tú, sino un ser distinto a causa de las mil historias, cada cual más compleja, que alguien ha hecho circular.

Creo que nunca llegaré a entender esas ganas y ese afán de contar mentiras sobre otros. Si esas imaginativas personas llevan una vida que no les llena, que deje en paz la de los demás. Puede que no nos demos cuenta, pero el hecho de reproducir un chisme que hemos entendido según lo que nos conviene puede conllevar muchísimo sufrimiento. El pozo de la invención negativa, de la imaginación inflamada e insidiosa, está colmado con aguas tibias con un fondo de fango bastante bien nutrido. No hace falta mucho para darse cuenta de como está el patio: basta con encender la televisión. Los programas que llaman del corazón inundan la parrilla, y en ellos de una simple mirada se destapa un romance, o de una persona sin acompañante una desastrosa ruptura. ¿No deberían estudiar filósofos y sociólogos el asombroso mundo de la calumnia y el chismorreo?

viernes, 6 de septiembre de 2013

Minuto 5

Ella empezó a correr por la azotea, gritando, sintiéndose libre hasta que, su maldición personal se impuso haciéndola dudar de si era eso lo que en realidad sentía, así que se sentó al borde de la azotea amenazando a la muerte con sus piernas, triste porque gracias a su pensamiento su sensación de libertad se había destrozado en pocos segundos. Pensó en la muerte y el hecho de no saber que hay más allá de lo terreno no le causó temor alguno, ya que cabía la posibilidad de que únicamente fuera sangre en el cemento, y eso la reconfortaba, o de pasar a otros mundos, otras dimensiones, otras vidas y realidades, distintas a la suya. Al apurar el agónico tormento se respondería esa cuestión en el mundo de los muertos, si es que en realidad había alguno. 

El frío se tornaba insoportable y sus lamentos la volvían a encadenar. Pensó en dejar algo escrito, para calmar a su madre, pero de nada serviría. Así que dejó como constancia de su decisión una sonrisa plasmada en las estrellas, y luego se lanzó al vacío, para morir, sin razón alguna, en el aire.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Minuto 4

Cuando terminaba el último cigarro su memoria le hizo escuchar aquella frase que Él le había dicho horas atrás: "Si algún día no puedo volver a besarte lloraré tres noches, y luego dejaré de existir, sin importarme otra cosa". Fue en ese instante cuando su sangre hirvió y realmente quiso lanzarse al vacío y morir en el aire sin anticipación alguna, pues no dejaba de pensar en que ya nada la podía completar si no era ese hombre carente de complicaciones sociales, lleno de vida y pasión. Más no bastaba. Ni aquello ni nada en su vida la había hecho sentir del todo bien, ni tampoco había tenido un solo día desde su nacimiento en el que no hubiera derramado aunque fuese una lágrima irracional.

Ni Ella se entendía ni nadie lo había hecho nunca, y esa frase resonó continuamente en su cabeza hasta que, por razones que ni el mismo destino conoce, sonó su móvil. Era Él, pero Ella no quería contestar y lanzó el aparato al vacío en lugar de arrojar su propio cuerpo. Miró la luna, derramó otra lágrima y ante su desesperación, comenzó a quitarse la ropa para lanzarla lejos como si con ello alejara todos sus tormentos y, cuando quedó completamente desnuda, creyó sentirse libre.

                                          [...]

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Minuto 3

Cuando llegaba al penúltimo cigarrillo pensó en Él, en el hombre con el que había soñado siempre y que gracias al destino había aparecido en su vida sin invitación, desatando una pasión, latente en ellos desde hacía tanto tiempo que no pudieron ser más fuertes que el amor. Recordó cuando se habían reconocido aquella tarde en la que Ella lloraba sin razón alguna derrumbada en el banco de alguna plaza mientras que Él, cuando la vio no pudo aguantar las ganas de reír. Al escucharle, Ella quiso retorcerle el cuello hasta que se dio cuenta de que el camelio que estaba detrás de su banco había dejado caer una lluvia de pétalos encima de Ella. 

Luego de aquel episodio caminaron largo rato hacia ninguna parte, sin hablar de nada que alguien en sus cabales pudiera entender, se besaron largamente apoyados en una muralla de cemento destrozado disfrutando del ocaso y, posteriormente, hicieron el amor sin temor a las miradas ajenas.

                                                      [...]

martes, 3 de septiembre de 2013

Minuto 2

Durante el segundo pitillo pensó en su padre, aquel hombre al que nunca llegó a conocer pero que sin embargo era capaz de sentir desde el primer momento en que fue capaz de sentir; y se confesaba con él tal y como le contaba sus problemas a la luna cada vez que ésta se mostraba en su magnificencia. Lloraba pensando en él y en lo que podían haber construido juntos, en si estaba vivo o el tiempo le había robado el latir de la pasión que lo obligó a dejar todo por amor a la soledad. "Quizás él es el culpable de esto", se decía a sí misma, como queriendo culpar a su ascendencia por su naturaleza errante, solitaria.

En su interior sabía que no era capaz de culpar a alguien por lo que a Ella le afectaba, y tenía claro que por más que lo intentara jamás iba a tener, ni desear, un sentido claro para su existencia.
                                                                    
                                                           [...]

lunes, 2 de septiembre de 2013

Minuto 1

Miraba el horizonte silencioso de la noche ya avanzada, parada en la azotea de aquel edificio. Sólo se veían las luces de las largas calles ya desiertas, adornadas por una triste nostalgia de tiempos en los que Ella había caminado, feliz, de la mano de su madre, y a veces de la de su pareja, por aquellas veredas. Era una noche carente de nubes, en la que cualquier noctámbulo podría observar la luna creciente, rodeada de las pocas estrellas que se atrevían a exhibirse. Se preguntó durante diez cigarros si valía la pena o no seguir existiendo cuando ya nada podía llenarla, si tenía razones para con su vida o si era el momento de acabar con ese vacío, eliminando cada pieza imperfecta de su ser.

Pensó en su madre, aquella mujer que la había visto crecer, que la abrazaba cada vez que podía, que le entregaba todo lo que tenía, y lo que no también, que intentaba aconsejarla cada vez que sus ojos se llenaban de lágrimas que no tenían razón de ser, y se preguntó si era egoísta dejarla más sola de lo que ya estaba.
                                               [...]

viernes, 30 de agosto de 2013

Lienzo en blanco

Uno de los más grandes defectos de los seres humanos es la tendencia a querer controlar todos y cada uno de los detalles que guarden relación con su vida y entorno. Algo, lógicamente, del todo imposible.Más hay quién piensa que así es, que los hilos de la marioneta que es su vida los mueven ellos, y sólo ellos, y aún tienen la "decencia" de engañarse a sí mismos y a los demás, modificando los hechos, palabras y gestos, pasados y presentes, reescribiendo la memoria de cada uno para que coincida con su ideal de vida. Y personas que aún se sorprenden cada vez que pequeñas puntadas se escapan del tejido, y se enfadan cuando algo escapa a sus posibilidades. Como niños que juegan a dirigir un teatro de sombras chinas, así queremos dirigir nuestra propia vida punto por punto; y puede ser grotesca, puede tener algo de telenovela, pero por lo menos cae en la conciencia de cada uno que, todo ello, está en sus manos. Se equivocan. Más quién no a caído en esa dinámica, al contemplar su primer fallo, al desmoronarse uno a uno los pilares que sostenían sus sueños, de contemplar a través del cristal de una ventana y no percibir nada, y solo sumergirse en el silencio; dejar fuera autocompasión, reflexiones, mudas protestas... y quedarse en silencio. 

A veces solamente basta ese silencio para comprender que en verdad esa no es tu realidad, un silencio que haga perdurar la melodía en la partitura. Y aunque sabes a dónde quieres llegar no sabes como hacerlo, no sabes hacia donde mirar, ir, venir, marchar... cambiando una y mil veces de lugar hasta encontrar tu sitio, ese lugar en el cual encajas a la perfección. En la mayoría de los casos lo que se consigue es dejar de lado la burda copia de la farsa que hiciste de tu vida. Y no te engañes, tú no lo decidiste así. No eres el guionista de tu historia.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Ausencia es soledad

Allí estaba Ella, en aquella habitación abarrotada de gente y sintiéndose totalmente fuera de lugar. No debería: estaba en su mundo, en su ambiente, escuchando la música que le gustaba, rodeada de amigos... pero sola. Su cara no era más que una máscara que reflejaba todos los sentimientos que Ella no sentía y que, acaso quizás, nunca sintió. Sus hombros seguían la música, su mano sujetaba un vaso medio vacío, su cabeza asentía cada vez que la conversación así lo requería; pero Ella no estaba allí. Nunca lo estuvo, nunca en su totalidad, y sabía que esa ausencia, una vez más pasaría desapercibida... como Ella. Se movió en medio de toda esa gente buscando un lugar donde respirar aire fresco, aire que combinase con el frío que emana de su interior. Un cigarrillo, dos, tres... había perdido la cuenta mientras en el interior nadie notaba su ausencia. Miró hacia las pocas estrellas que lucían en esa noche otoñal y se sintió más sola que nunca, porque se había abandonado a sí misma, porque no se había percatado, hasta ese momento, de su propia ausencia.

lunes, 26 de agosto de 2013

Los frutos de tu trabajo

Desprecio. Eso es lo que, tarde o temprano, acabas obteniendo tras entregarte por completo a la gente que te rodea. Desprecio, desaires, mentiras... con suerte, indiferencia. Y después soledad; paso a paso te vas acercando a ella en un tránsito tan gradual que pasa desapercibido, pero al final llegas. Te ves sólo en medio de un mundo caótico y aparentemente feliz. Te sientes desgraciado pero no quieres inspirar compasión, para lo cual recurres a interpretar un papel de "persona normal". Es obligado decir que al principio la máscara de la sonrisa es sumamente pesada y dolorosa, pero con el paso del tiempo es más ligera, y el ansiado fruto de tal esfuerzo, la convivencia serena, llega por fin.

domingo, 25 de agosto de 2013

Paseo


Las arañas se deslizan por tus heridas mientras tú, semiinconsciente arañas, soltando un ultimo suspiro que se vaporiza con el frío que proviene del exterior, esa puerta entreabierta para buscar una vez más la salvación de tu alma. Alma...también llamada esencia, psique, ánima o espíritu... pero alma al fin y al cabo. Esa existencia propia, interior, tan frágil y sobretodo tan proclive a resquebrajarse ante la suciedad del universo, que nosotros mismos creamos con documentos que imprimimos en los que vendemos a plazo fijo nuestra existencia; pero ¿de cuántos de estos documentos se compone una vida? Y, mal que pese, el mundo siempre ha sido así. A lo largo de la historia el alma se nos representa de muy diversas formas y, si indagamos en la herida de los tiempos pasados, veremos que esa historia siempre ha sido tediosa, corrupta, miserable...pues siempre han convivido ricos y pobres, afortunados y desgraciados, enfermedad y cura, arriba y abajo, claro, oscuro, blanco, negro, bien, mal... y sueños. Y sé, confío, en que todos seguimos teniendo de desigual manera, unos mejor que otros, en la ironía del  silencio y del subconsciente el sueño arraigado en el alma, la penumbra de nuestro poco intuido interior pensante.

Camino sola por las callejuelas de este pueblo. Camino mientras hablo sola y pienso "¿dónde estás tú?" Quizás de regreso a casa, sin dar señal alguna de vida. Eso tampoco me decepciona, más me sorprende, sí. Claro, pero tú tienes derecho sobre ti y tus acciones... debes tomar tus propias conclusiones y resoluciones, y, si has vuelto a casa...
                                                 ...dale recuerdos a mamá.

sábado, 24 de agosto de 2013

¿Por qué lo intento?

Gracias a lo ocurrido durante estos 6 meses he abierto los ojos ante muchas cosas. Ante muchas personas. Los hechos nunca son lo que parecen y, aunque a algunos les cueste admitirlo, la gente no cambia. Nunca. Siempre puedo decir "Hey! Pero he sacado la parte positiva hacia delante!", pero no sería más que otra forma de autoengaño. No he sacado nada en positivo, ni a nadie; lo que es más, mi vida ha adquirido un aburrido y aborrecible tono sepia, del que no puedo escapar. Supongo que es lo que pasa cuando te enfrentas a la crudeza, al desengaño, a un montón de sueños hechos pedazos y a otros pocos que, aunque no se desmoronaron están ahí, tambaleantes, lejos de tu alcance. 

Después de pensar en todas estas turbias ideas que dan vueltas las 24 horas del día por mi cabeza, es cuando surgen las preguntas, los "y si..." y los porqués. ¿Qué hubiera pasado si hubiera tragado con todo, como siempre? ¿Estaría entonces mi salud mental más protegida? ¿Y la emocional? ¿Y si le hubiese pedido que se quedara? ¿Y si no lo hubiese hecho? ¿Y si marchara yo también? Y porqué, ¿por qué tengo que fingir que estoy bien, que soy feliz? ¿Por qué está mal ser consecuente con tus actos? ¿Por qué sigo viviendo? o mejor ¿por qué lo sigo intentado?